Él fue “el elegido” esa noche. Le tocó estar en el mismo lugar y al mismo tiempo que sus asesinos.
A mí me encanta pasear. Soy un enamorado de Valencia, mi ciudad, y me gusta ir a todos los sitios, que puedo, andando.
¿Ahora he de andar con miedo?
¿Ahora he de ocultar quién soy?
¿Ahora he de tener cuidado con a qué horas voy solo por la calle y cómo me muevo?
El incremento del terrorismo contra las personas LGTBIQ+ cambia por completo el escenario. Nosotres NO somos el problema. El problema social son aquellos y aquellas que viven la violencia y el odio como algo normal. Que no distinguen ni respetan. Que solo hablan y comprenden el terror. El que ellos y ellas provocan, alimentan y promueven: el nuevo terrorismo. La caza contra el diferente (a ellos y ellas).
Esta “gente” no son el futuro, no son buenos para que la sociedad avance ni mejore. No aportan, solo restan. Perpetuando comportamientos y mentalidades toscas, simples, pobres y, sobre todo, peligrosas.
Son tóxicos para la sociedad, para ellos mismos, para sus familias y futuros descendientes.
¿Dónde será la próxima paliza?
¿Dónde será el siguiente asesinato?
¿Quién lo recibirá?
¿Será uno el que asesine o será un grupo?
