lunes, 17 de noviembre de 2025

Oigo voces

Hola Puntillers, ¡soy yo! La madre fundadora de esta nuestra orden, Las Puntilleras descalzas del calzón flojo y hoy las voces me han dicho que hable de este tema:

La voz de la autoestima.

Y tú, lectora querida, dirás: y eso ¿qué es lo que es?

Pues como diría Triana Marrash: "no te preocupes amiga mía de mis entretelas, yo te lo explico" (bueno, ella no diría eso. Ella es más de espetar cosas asín: ¡Qué te calles tamagotchi!).

 

laurita dubai

 

Como madre fundadora, puedo afirmar que pocas cosas tienen un impacto tan profundo (y no estoy hablando de la frialdad de mi ex) en nuestra calidad de vida como la manera en que nos hablamos a nosotres mismes.

Tal vez sea por haber estado expuesta desde bebé a los vapores de la laca o haber vivido la emisión de Los ricos también lloran en Radiotelevisión Española, pero yo llevo dentro a una narradora que, constantemanta, analiza, juzga y dirige mis acciones (nuevo título de concurso de belleza: Miss Acciones).

Esa es la voz de la autoestima.

No es una alucinación, sino la manifestación audible de nuestro diálogo interno, forjado a partir de nuestras experiencias pasadas, las críticas absorbidas y los logros alcanzados (todo metido en una batidora con su poquita de homofobia interiorizada, el sentimiento de culpa judeocristiana me la agarr_s con la mana, la presión de las RRSS, estar cerca de los 50, tener tendencia al sobrepeso, los dolores articulares, ...). Aceptar que esa voz existe, entenderla y modularla (subirle y bajarle el volumen) es el camino de baldosas amarillas más directo hacia una salud emocional más estable y plena.

El diálogo interno se divide en dos personajes arquetípicos que luchan por el micrófono: Marisol y Manuel J. Goyanes.

Marisol, el ángel compasivo.
Cuando Marisol nos habla, dentro del "celebro", su voz se basa en la aceptación, el aliento y la autocompasión. Reconoce el esfuerzo que hacemos a diario por encima del resultado final y ve los errores como oportunidades de aprendizaje. A mí me cae súper bien.

Nos suele decir cosas asín:

"Lo estás intentando y eso ya es valioso."

"Cometer errores es parte del proceso de aprendizaje."

"Date un descanso, mereces ser paciente contigo mismo/a."

"Puedo manejar esta situación, o puedo pedir ayuda."

"Si lo que te apetece es acabarte el fuet pues te lo acabas y punto, te lo mereces."

Consecuencias directas de escuchar la voz de Marisol: aumentar la resiliencia, la valentía y la asunción de riesgos saludables. Ella es la que nos permite levantarnos después de cada hostia caída, manteniendo la perspectiva y la motivación.


Manuel J. Goyanes, el hater interior.
Él es la voz que nos repite, una y otra vez, los mensajes negativos que escuchamos de pequeñas o durante experiencias dolorosas. Es exigente, catastrofista y se centra en la carencia.

Circos que nos dice:

"No eres lo suficientemente no binarie."

"Vas a fracasar, como siempre."

"Deberías haber visto, oído y callado."

"Las demás, a pesar de sus cortes de pelo, lo hacen mejor que tú."

"¡Serás gooooorda! Ahora te has comido todo el fuet y además lo has hecho tumbada y cubierta de migas."

Consecuencias directas de escuchar al petardo este: nos genera altos niveles ansiedad, nos paraliza y nos entra el miedo al rechazo. La parálisis se produce por estar asociada a cualquier acción fuera de lo que conocemos con un castigo inminente y, para colmo, el perfeccionismo neurótico es su obra maestra.

Esas dos voces no están en nosotras de manera innata; se aprenden y se refuerzan con los años, en el entorno, con el trato que nos dan los otros y las otras, lo que vemos a nuestro alrededor, lo que vemos que funciona o no lo hace, ... es un tremendo cúmulo de cosas absorbidas que calan hasta nuestra "méluda" espinalch.

Esas primeras frases, esos primeros giros de guion, provienen de las figuras de autoridad que tenemos cerca cuando somos pequeñas. Si la crítica externa fue constante, Manuel J. Goyanes adoptará ese tono. Si el reconocimiento fue incondicional, la voz de Marisol será más amable.

Cada vez que Manuel J. Goyanes predice un fracaso y este ocurre, cobra más fuerza. La clave para cambiar su voz es generar nuevas evidencias (pequeños logros, acciones valientes) que demuestre que "Manujó" estaba equivocado.

A Manuel también la encanta el "rumiamiento", que viene a ser la tendencia a repasar constantemente eventos negativos o errores pasados y que actúa como un ensayo continuo para "Manujó", dándole más poder y volumen.

Estonces, ¿cómo reeduco la voz? (para pasar de Leticia Sabaterch a Celine Dionch).

Nuestro objetivo no ha de ser silenciar a Manuel, el muy hdspm siempre estará ahí. Tenemos que bajarle el volumen y darle el micrófono Marisol. Y para hacerlo hay tres técnicas clave:

La 1ª: cambiar el "Soy un fracaso" por "Manuel J. Goyanes está diciendo que soy un fracaso"

La 2ª: cuando Manuel nos ataque, vamos a hacernos esta pregunta, ¿le diría yo esto a mi mejor amiga si estuviera en mi misma situación?"

Este truqui nos revela la disparidad entre autocrítica y compasión, y nos obliga a refrasear el ataque con palabras de apoyo.

La 3ª: desafía a "Manujó" y sus mensajes chungos con hechos y lógica.

Si va y te dice: "Eres una floja; nunca serás Miss Albufera 2026." Pues tú vas y la contestas citando tres logros que hayas conseguido en tu vida y así la cierras el hocico. Háblale también de los aprendizajes que has obtenido tras errores del pasado, ya sean personales o laborales, y se los nombras bien alto y bien claro (si vas por la calle, pá que no te acaben encerrando, finge que hablas por el móvil).

De lo que se trata es deque reemplazar la emoción destructiva con datos objetivos y soluciones prácticas, debilitando el argumento de Manuel.

La voz de la autoestima es la herramienta más poderosa que tenemos dentro para determinar el color de nuestras vivencias.

No es magia. Es un hábito mental que puedes practicar y fortalecer. El camino hacia una autoestima más fuerte que los pelos de la espalda de mi ex (que se hacía el láser y le seguían saliendo gordos como ajos tiernos) comienza cuando tomamos conciencia de nuestro diálogo interno y elegimos activamente que sea Marisol la que hable y no Manuel J. Goyanes el que dirija "la narrativa de nuestra existencia".

El poder de la palabra, cuando se aplica a uno mismo, es transformador.

P.D: los dineros que pagué por el máster de coaching, chica, ¡qué bien invertidos!

A cuidaros y a quereros.

Escuchad más a Marisol que ella sabe lo que dice. 




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