Puntilleras y puntilleros, "fanses", seguidoras, haters, amigas todas, ya estoy aquí de nuevo.
Mi vuelta a los escenarios está siendo un tanto peculiar. Unos problemillas de salud, nada grave en absoluto, me han tenido apartado de los focos temporalmente.
¿Conocíais la existencia del oxalato de magnesio? Pues yo tampoco hasta hace un par de semanas.
Últimamente no me encontraba demasiado bien. La fatiga y un terrible dolor en las piernas no me permitían llevar a cabo las piruetas sobre patines de hielo a las que os tengo acostumbrados. Era tan doloroso que decidí acudir al médico y tras un par de analíticas, el diagnóstico ha sido que tengo en mi sexy cuerpo de modelo de catálogo del Lidl, un exceso de la dicha sustancia #muyfuertecari #muyfuerte
Tal y como me explicó el doctor, lo más probable es que, la acumulación en mi organismo del #fucking oxalato ese, sea debida a que no estaba bebiendo el agua que hay que tomar diariamente, de ahí la cantidad que se encuentra en mi cuerpo del señor magnesio.
La traducción es: TENGO GOTA! Dolor terrible en las articulaciones inferiores, sensación de caminar sobre cristales, y las piernas más hinchadas que las de Raquel Mosquera después de un maratón de 48 horas haciendo mechas, en su peluquería, subida a unas sandalias de tiras, con tacón de aguja de MariPaz.
Ha habido días en los que, al salir del trabajo, tenía los deditos de los pies como tomates cherries.
El caso es que ya estoy siguiendo el tratamiento y poco a poco noto una gran mejora.
Las molestias me han impedido acudir a la boda de una querida amiga, poder hacer en casa la coreografia del hit La Salchipapa y lucir los pantalones de pitillo que tan bien les sientan a mis piernas, ambas primas lejanas de las de Concha Velasco y Laura Valenzuela.
Tras el comunicado oficial redactado por mi equipo de maquilladores y peluqueros, hablemos del título de la entrada.
Un día cualquiera en el trabajo pillas en plena acción a esas personas que no conocen el proceso normal que se lleva a cabo en una tienda cualquiera: entras, eliges, pagas y te lo llevas. Las pillas en pleno proceso de guardar los objetos en su ropa interior #sihijamiasi #aunmesangranlosojos y al acercarte escuchas la siguiente frase: vámonos que viene la maricona barbuda.
Por un momento pensé que Conchita Wurst estaba a mi lado. No era el caso.
Tras respirar profundo y contar hasta mil, invité a salir por la puerta a las dos "simpáticas" protagonistas de este episodio tan lindo del mundo del espectáculo en el que vivo. Ellas, las dos tremendamente esbeltas y naturalmente rubias, vestidas a la última moda en Las 3000 Viviendas, paraíso vacacional, sin apenas raíces negras, y con accesorios de esos que cambian de color al entrar en contacto con la piel, debido a la calidad de los metales que los componen... Ambas dirigieron sus elegantes y gráciles pasos hacia la puerta. La más esbelta de las dos, decidió rubricar su hazaña del día con la cariñosa frase: vete a la mierda maricona.
Es curioso que alguien así se sienta con la potestad de juzgar mi vida y mi manera de vivirla pero renuncie a plantearse si lo que hace a diario es lícito o no. Como diría la gran Tatianna: choices!
Todo esto, y viendo los acontecimientos vividos últimamente en la política nacional e internacional, creo que tienen algo en común. Hay un problema grave en cuanto a la igualdad de oportunidades y accesos a los beneficios de una sociedad desarrollada. Hay personas que siguen renunciando a saber, en el más amplio significado de la palabra. Sigue habiendo marginales. No sólo de los que viven entre cartones y beben para anestesiarse, me refiero a marginales del contexto en el que viven. Marginales que deciden no avanzar, no evolucionar y quedarse atrás.
No evolucionar significa limitarse a uno mismo y a la sociedad que lo rodea. Significa quedarse solo con lo conocido y sin interés alguno por cualquier otra cosa que suponga novedad o diferencia. Significa quedarse atrapado en el miedo, y el miedo es tóxico.
En nuestro país el miedo nos ha dejado a merced de los corruptos. En el mundo, el miedo ha hecho a Trump jefa de animadoras de la nación más poderosa.
El miedo apesta!
Últimamente no me encontraba demasiado bien. La fatiga y un terrible dolor en las piernas no me permitían llevar a cabo las piruetas sobre patines de hielo a las que os tengo acostumbrados. Era tan doloroso que decidí acudir al médico y tras un par de analíticas, el diagnóstico ha sido que tengo en mi sexy cuerpo de modelo de catálogo del Lidl, un exceso de la dicha sustancia #muyfuertecari #muyfuerte
Tal y como me explicó el doctor, lo más probable es que, la acumulación en mi organismo del #fucking oxalato ese, sea debida a que no estaba bebiendo el agua que hay que tomar diariamente, de ahí la cantidad que se encuentra en mi cuerpo del señor magnesio.
La traducción es: TENGO GOTA! Dolor terrible en las articulaciones inferiores, sensación de caminar sobre cristales, y las piernas más hinchadas que las de Raquel Mosquera después de un maratón de 48 horas haciendo mechas, en su peluquería, subida a unas sandalias de tiras, con tacón de aguja de MariPaz.
Ha habido días en los que, al salir del trabajo, tenía los deditos de los pies como tomates cherries.
El caso es que ya estoy siguiendo el tratamiento y poco a poco noto una gran mejora.
Las molestias me han impedido acudir a la boda de una querida amiga, poder hacer en casa la coreografia del hit La Salchipapa y lucir los pantalones de pitillo que tan bien les sientan a mis piernas, ambas primas lejanas de las de Concha Velasco y Laura Valenzuela.
Tras el comunicado oficial redactado por mi equipo de maquilladores y peluqueros, hablemos del título de la entrada.
Un día cualquiera en el trabajo pillas en plena acción a esas personas que no conocen el proceso normal que se lleva a cabo en una tienda cualquiera: entras, eliges, pagas y te lo llevas. Las pillas en pleno proceso de guardar los objetos en su ropa interior #sihijamiasi #aunmesangranlosojos y al acercarte escuchas la siguiente frase: vámonos que viene la maricona barbuda.
Por un momento pensé que Conchita Wurst estaba a mi lado. No era el caso.
Tras respirar profundo y contar hasta mil, invité a salir por la puerta a las dos "simpáticas" protagonistas de este episodio tan lindo del mundo del espectáculo en el que vivo. Ellas, las dos tremendamente esbeltas y naturalmente rubias, vestidas a la última moda en Las 3000 Viviendas, paraíso vacacional, sin apenas raíces negras, y con accesorios de esos que cambian de color al entrar en contacto con la piel, debido a la calidad de los metales que los componen... Ambas dirigieron sus elegantes y gráciles pasos hacia la puerta. La más esbelta de las dos, decidió rubricar su hazaña del día con la cariñosa frase: vete a la mierda maricona.
Es curioso que alguien así se sienta con la potestad de juzgar mi vida y mi manera de vivirla pero renuncie a plantearse si lo que hace a diario es lícito o no. Como diría la gran Tatianna: choices!
Todo esto, y viendo los acontecimientos vividos últimamente en la política nacional e internacional, creo que tienen algo en común. Hay un problema grave en cuanto a la igualdad de oportunidades y accesos a los beneficios de una sociedad desarrollada. Hay personas que siguen renunciando a saber, en el más amplio significado de la palabra. Sigue habiendo marginales. No sólo de los que viven entre cartones y beben para anestesiarse, me refiero a marginales del contexto en el que viven. Marginales que deciden no avanzar, no evolucionar y quedarse atrás.
No evolucionar significa limitarse a uno mismo y a la sociedad que lo rodea. Significa quedarse solo con lo conocido y sin interés alguno por cualquier otra cosa que suponga novedad o diferencia. Significa quedarse atrapado en el miedo, y el miedo es tóxico.
En nuestro país el miedo nos ha dejado a merced de los corruptos. En el mundo, el miedo ha hecho a Trump jefa de animadoras de la nación más poderosa.
El miedo apesta!
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