lunes, 5 de mayo de 2014

Antonia y Jimena

Queridas, el silencio no es bueno. No me gusta teneros abandonaitas y sin que sepáis de mis aventuras, así que hoy os traigo una y de las buenas, con despliegue de medios, policias sexys y conductores de ambulancia que hacen preguntas obvias.

Valencia_where_to_go


Hace un par de sábados, antes de ir al gym (ya sabéis las ansias que tengo de convertirme en top model internacional y hacer más sentadillas que Madonna en uno de sus conciertos), para después ir a trabajar, decidí que previamente a la sesión de ejercicio me apetecía un paseo. Estar un rato al sol, disfrutando de los arbolitos, los pajaritos y todas esas cositas que hacen que me entren picores (como sentarme en el césped, puuuuaaaaaj!).
Las que sois de Valencia capi conoceréis el sitio, pero para las que no vivís aquí mi destino preferido para estar al sol como un lagarto en la ciudad es el parque que tenemos en el ANTIGUO CAUCE DEL RÍO TURIA, exactamente a la altura del Palau de la Música. Pues bien, por allí la gente pasea, anda en bici, en patines, con sus perros, lee en los bancos de piedra, pilla calentones retozando en pareja entre los árboles, ... Lo típico de un parque.
Teniendo en cuenta que yo me fui hacia allí para tener un rato de esos de tranquilidad antes de comenzar el resto de mi día, justo cuando estaba sentadito al sol, con mis pensamientos y mis modas, pasan por delante de mi una nena de unos 6 años y una chica de veintitantos patinando. Cae la niña y acto seguido cae la chica machacándose la muñeca izquierda contra el suelo (el ruido hizo que se me revolviese el estómago). La chica en cuestión comienza a gritar de dolor como nunca antes había yo escuchado a nadie. En ese momento vinieron a mi cabeza los consejos de primeros auxilios que me dieron en la autoescuela. En unos segundos escuché en mi "celebro": mantener la calma (respiré profundamente), no mover al herido (no era capaz de acercarme ya que la muñeca de la chica parecía haber sido diseñada por Picasso) y llamar a emergencias (en ese momento no fui capaz de recordar el número así que marqué el 091).
Primer encontronazo con la pasma. 
Policia-telefonista: deme la dirección
Yo: esto es un parque público.
P-T: DEME LA DIRECCIÓN!!!!!!
Y: es un parque público, a la altura de El Palau de la Música, es un edificio emblemático de Valencia, el conductor de la ambulancia seguro que sabe donde está! Manden un equipo de emergencias por favor!!!
P-T: DEME LA DIRECCIÓN!!!!!! NO CONOZCO VALENCIA!!!!!!!!!!!!
Y: le repito que no tiene perdida! Estamos justo delante de la sala de exposiciones del palau, entre el edificio y la fuente (una fuente que se ve desde el espacio, como el peinado de Ana Botella o el canalillo de Mariah)
P-T: ahora enviamos una patrulla.
A los 10 minutos, lo más largos que he pasado nunca, acudieron dos nacionales al lugar del accidente. Puedo asegurar que mantener la calma, lo que se dice estar tranquilos, lo conseguían a la perfección, quizás hasta demasiado. Yo parecía un conejo borracho de cafeína, de la cantidad de nervios que sentía. Empezaron a hablar con la chica, llamada Jimena. La nena, llamada Antonia, estaba retirada unos metros mientras un matrimonio que paseaba a un perrito la mantenía algo entretenida para que no se centrase en su prima, eran primas, y olvidara de alguna forma el mal trago. (mola mucho ver que la gente nos sabemos organizar bien solo con mirarnos a la cara, aunque no nos conozcamos de nada).
Mientras los nacionales permanecían allí, se me ocurrió comentarles si no sería recomendable subir a la altura del palau, ya que el parque está un nivel más bajo que la ciudad (no olvidemos que es el cauce de un río), para localizar la ambulancia e indicarle al conductor dónde aparcar y dónde se encontraba Jimena accidentada). Yo asumí que siendo dos policias uno subiría y el otro permanecería allí acompañando a la chica.
Me invitaron a subir a mi a indicarle a la ambulancia. Así lo hice, no sin antes sentir que si hubiese sido león les hubiese arañado tanto la cara que habrían acabado llamándolos CARA DE PANA.
Me pongo a subir las escaleras por las que se accede a la fuente desde el palau, y asumiendo que ya va siendo hora de dejar el tabaco, y veo llegar la ambulancia. Me convierto en animadora y salto y muevo los brazos a la vez, no sabía que podía hacer algo así. El conductor baja la ventanilla y me suelta: ES PARA TI, REY?
PERDONA!!!???!!!
Yo le digo que no, manteniendo la calma, y le aconsejo aparcar cerca de las escaleras para que tarde menos en bajar. Solo venía el conductor, y su primera pregunta fue: Qué bajo, camilla o silla de ruedas? (la camilla era de las de rescate, no tenía ni patas ni ruedas, de las que hay que llevar entre dos personas...) Lo miré a la cara y le dije con ganas de escupir"la" que utilizase silla de ruedas.

Creo que en mi interior hay un jubilado cabreado con el universo o la gente está un tanto adormecida (por no decir un taco...).

Allí que baja y le hace a la chica las preguntas de rigor, yo me alejo y me pongo a hablar con Antonia, la nena. Me entero de que habla aleman, inglés y castellano perfectamente, que vive en Hamburgo, que en el cole no tiene amiguitos (envidiaran las pestañas que tenía la chiquilla. Me entraron ganas de decirle que no se sintiese triste, no se hacía una idea de todo lo que se iba a ahorrar durante su vida al no necesitar ni máscara de pestañas ni nada por el estilo, pero no era el momento). También le dije que podría dibujarle corazones en la escayola que le pondrían a su prima en la muñeca, no se me ocurría como entretenerla...
Mientras tanto me entero que habían avisado a la mamá y a la abuelita de la nena para que acudiesen allí y me planteo si no sería conveniente localizarlas antes de bajar y explicarles en primera persona lo que había sucedido para tranquilizarlas en la medida de lo posible y que no se asustasen más de la cuenta, principalmente porque la nena ya estaba bastante acojonada con todo el circo que allí se había montado. Me acerco a los maderos y les comunico mi idea, y de nuevo me invitan a que lo haga yo. El león vuelve a rugir en mi interior pero decido subir y buscar el taxi con dos mujeres en su interior. Llega enseguida. Las paro y les pregunto que si son las familiares de Antonia y Jimena, efectivamente, les explico que Jimena ya ha sido trasladada al hospital y que estaba consciente, que solo tenía daños en la muñeca izquierda por la caída, que lo más importante era que tranquilizasen a la nena, que estaba blanquita del susto, y las acompaño al encuentro con Antonia. He de reconocer que casi se me saltan las lágrimas cuando la nena y su mamá se abrazaron fuerte fuerte y la abuelita empezó a llorar, soy acuario y muy sentimental, a quien no le guste que pase de todo mi careto!!
Llegado ese momento asumí que ya no me daba tiempo a ir al gym, aunque el palizón de subir y bajar escaleras fue tremendo, y que me tenía que retirar hacia casa ya que necesitaba una ducha y comer algo. Mi día continuaba.
Me despedí de ellas deseándoles que Jimena se recuperase pronto y asumiendo que los cuerpos de seguridad están pero para que le echemos una mano nosotros a ellos.

Esa fue mi mañana tranquila....

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