Aprendiendo a andar con los zapatos de la cordura.
Ojalá pudierais sentir lo que yo siento ahora.
Tras haber superado la depresión y mis problemas con la ansiedad, por fin reina la calma, la serenidad, el silencio.
¿Sabéis esas voces que se activan en la cabeza y es como estar escuchando cinco discos de mi Mariahvilla Carey a la vez y a todo volumen?
Pues ya no están. Se han callado. Hay quietud. Incluso eco. Y es una sensación mariahvillosa. Qué descanso, Mari.
Ahora, recuerdo esos momentos de angustia, confusión y miedo y los siento lejanos, extraños. Ya no me pertenecen.
Recibí el alta médica el día veinte de mayo. Ha pasado más de un mes, pero es que necesitaba experimentar la buena salud mental, principalmente, para asumirla como propia. Después de tantos meses pasándolo mal y sintiéndome sobrepasado por la vida, todo vuelve a tener sentido. Y, perdona bonita, pero es la mejor sensación del mundo.
Ha sido mucho el trabajo que he hecho, muchos y muy intensos los esfuerzos. Ha habido recaídas, pero las he superado. Ha habido días malos, pero los días buenos siempre volvían. Como dice mi madre: todo llega y todo pasa.
Por ese motivo y otros muchos, seguiré recomendando la terapia psiquiátrica y la psicológica por el resto de mi vida. Es lo mejor que me ha pasado nunca.
Soy incapaz de enumerar la cantidad de heridas que han sanado, la cantidad de sentimientos a los que me aferraba como los únicos posibles, que he dejado atrás. La cantidad de cosas que he aceptado sobre mí y sobre los demás.
Desearía poder explicarlo mejor, pero esto es como la fé. Sí no la sientes, no la entiendes.
En cualquier caso, lo más constructivo que puedo hacer es hablar de qué se puede hacer si no eres el paciente pero alguien cercano sufre a nivel mental y emocional:
- no hace falta hablar. A veces solo hay que agarrar la mano de la persona que lo está pasando mal.
- no juzgues. Cuando no estamos bien emocionalmente, cometemos infinitos errores para con el resto de personas. Tendrás que hacer un ejercicio de paciencia. Pero como con cualquier enfermedad, también hay una exigencia vital para los que acompañan al paciente.
- no pienses que eres el culpable. Los silencios, la mirada perdida o la apatía, no corresponden a nada externo. El problema está en el interior de esa persona. No te lleves su actitud a lo personal porque sólo haces más dura la convalecencia.
Poco más que añadir.
Esto ha sido una gran aventura, casi épica. Y no podría haberla acabado con éxito sin la Doctora Reig (mi psiquiatra) y sin Ana Canet (mi psicóloga). Dos mujeres que me han cambiado la vida.
Si sientes que algo no funciona, que tu humor ya no es el mismo. Que estás agotada/o físicamente, que lloras sin motivos, que no ves salida o solución, pide ayuda.
Todas y todos necesitamos ayuda. Acabemos con el tabú y hagamos del hecho de acudir al psicólogo algo tan cotidiano como ir al dentista o a la peluquería. De esto también se sale. Y más fuerte que nunca.
Os mando miles de millones de abrazos. (Gracias por los mensajes que me habéis mandado por Instagram y por Facebook. Fueron, son y serán oro).
Cuanto me alegro saber que ya pasó todo y que lo ves como un mal sueño. Un besote.
ResponderEliminarMuchísimas muchísimas gracias 😊
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