El mayor y las muñecas

 Holi holi holiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, Puntillers!!!!

Cómo están ustedes (vosotros)? Espero que todas bien, usando mascarilla, gel hidroalcohólico y lavaandoos las manos de manera concienzuda. Que aquí no hay sitio para las negacionistas! Miguel Bosé,  deja de leer el BLOG ahora mismo!

Hablando de paternidades,  hoy vengo a relatarles mi relación con las muñecas. En "croqueta" con la muñeca Barbie.

Lo que pienso cuando escucho a Miguel negando la existencia del tiaravirus.

Desde que tengo memoria, hace muchos tiempos, me han gustado las muñecas. Era lo que miraba en los catálogos de juguetes, en las tiendas de juguetes, en los grandes almacenes (en los grandes almacenes pasé de mirar las muñecas a escrutinar las cajas de ropa interior masculina. El mariconismo es asín!).

Por suerte para mí tengo una hermana que no le dio por el lanzamiento de disco y también le gustaban las muñecas. Aunque ella prefería a Nancy y a Chabel (mi hermana es que es muy patriota. Mira sí lo es que se ha casado con un madrileño).

El caso "esdeque" en uno de sus cumpleaños le regalaron una Barbie. Exactamente la Barbie Melocotón y Crema (Barbie y sus nombres).

Ella fue.

Jamás en mi vida había visto algo tan tan taaaaaaaaaan hermoso!

En ese mismo instante supe que estaba jodido y tenía un problema. Me gustaba un juguete de mi hermana y yo era un chico.

Qué tenía que hacer a partir de ese momento?

Aguantarme las ganas de jugar?

¿Inventar juegos con mi hermana en los que Barbie fuera presidenta de la escalera o directora de Coca Cola para que la muñeca ESTUVIESE?

No hay maricón tonto, asín que opté por lo segundo. 

Un día, mi hermana le cortó el pelo (a lo Teniente O'Neil). Si,  podéis empezar a chillar y a llorar, pero no la culpemos, era una niña y habría tomado algo con azúcar que la hizo sentirse Lorena Morlotte por unos instantes...

Casi me muero del disgusto! Pero asumí la pérdida y transité el duelo como buenamente pude.

El caso es que a pesar de ser Kika Matamoros,  la muñeca seguía siendo hermosa. Así que decidí empezar a hacerle ropa y a jugar abiertamente en casa con ella. Ahí surgió el siguiente conflicto: un niño jugando con una muñeca en la década de los 80 en España? No, no y no.

Desde ese momento (y hasta hace muy poco) consideré que había algo en mí podrido y perturbado por sentir ese amor por las muñecas. No responsabilizo a mis padres. Hicieron lo que pudieron con lo que sabían en ese momento. No hay cursos para ser madre o padre.

"Enderrepente" me pongo mala con depresión y ansiedad (año 2019) y tenía en el banco un pastizal que había ahorrado para gastar en los muebles del piso que iba a compartir con mi (en ese momento) novio murciano pero que dejó de ser novio (mutuo acuerdo) y yo retomé mi carrera como soltera profesional (la Gloria Fuertes de mi familia, sin ser lesbiana).

El caso es que ese dinero me recordaba todo el rato algo que pudo ser y no fue. Que me tocaba la seta, hablando en swaroski. 

Estando mala, te replanteas muchas cosas. Prioridades, decisiones, niveles de importancia, relaciones, ... Y coleccionar muñecas siempre había estado ahí,  dando vueltas en mi mente de frese.

 

Un amigo muy muy bonico me regaló (hace muchos tiempos) la primera Barbie que he tenido siendo una mujers barbuda adulta, la Barbie de Farrah Fawcett (insertar grito de placer ante tanta belleza).

Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

Es tan tan hermosa!

El caso "esdeque", estando mala, empecé a regalarle al Ramón pequeño todas las muñecas que siempre quiso y nunca tuvo.

Ese gesto con mi yo de la infancia curó siete millones de traumas y heridas que tenía. 

Mandé a tomar por lalaland ese monstruo que me chillaba en la cara: sí te gustan las muñecas eres un pervertido! 

Otra gran liberación,  no os hacéis una idea.

La felicidad que me ocasiona mirarlas, saber que son mías,  coserles ropa, cambiarles el cabello, hacerles fotos, cambiarles los zapatos, ... me calma mucho más que el más fuerte de los ansiolíticos (y he usado un montón, sé de lo qué hablo).

Encontré mi "lugar feliz" gracias a Barbie! 

Aquí tenéis una pequeña degustación de algunos de los modelazos que les he cosido a mis niñas.

Retomar mi relación con la costura (para aquello por lo que vine al mundo), también ha sanado partes de mí que parecían estar caput ya pá toa la vida. Chica! Y va y no!

Las cabezas...

Aquí tenéis algunos de los prodigios que servidora es capaz de hacer con el cabello de muñecas rescatadas. Muñecas vintage de quinta mano que me necesitan para recuperar su estatus de D I V A.

Si, sé hacer de tó... (guiño guiño).

Adoro estar rodeado de BELLEZA.

Así considero a mi colección: Belleza e Infancia salvadas.

No os quiero llenar la cabeza de datos sobre eras, moldes faciales, países fabricantes, diseñadores, etcétera... pero si que os voy a "deponer" una imagen que resume la felicidad que me producen las muñecas:

Y hasta aquí, el "capítulo" de hoy.

Los caminos de la sanación son un misterio y la puedes encontrar al girar cualquier rotonda. Solo hay que estar atenta.

Encuentra tu lugar feliz para sentirte en paz,  recuperar las fuerzas, autocuidarte. No hace falta que sea con Barbie, puede ser leyendo, bailando, paseando, pintando, boxeando, poniéndote pelucas, haciendo manicuras, ... incluso siendo visitanta asidua de este vuestro blog COMO HILO POR PUNTILLA.

MANTENED la distancia social, usad mascarilla, lavaos las manos y llevad en el bolso gel hidroalcohólico. Os quiero a todas aquí y sanas como lechugas ecológicas del huerto urbano de un chulazo hipster con barba, camisa de cuadros y un hacha (algo con un mango... fálico... ando caliente...).

Me dais la vidaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!