Hola Puntillers, muy buenas tardes.
Tal y como ya sabéis, están siendo unos días terribles en mi tierra, Valencia.
Por la inutilidad política, a día de hoy, ya han perdido la vida más de ciento cincuenta personas.
AQUÍ podéis seguir las noticias al respecto de la DANA
Las imágenes, las noticias y los titulares no cesan de aparecer en las redes sociales, prensa, televisión, ...
Afortunadamente, no tengo ninguna pérdida personal entre las personas a las que quiero y atesoro en mi vida. Aún así, hay un sentimiento de angustia que no me abandona y que me tiene la garganta en un puño y con las lágrimas en los ojos.
Llevo desde ayer atendiendo esa emoción e intentando entender qué me está sucediendo.
Hoy por fin ya sé lo que sucede (lo que no elimina esa emoción pero me ayuda a transitarla). Tengo miedo.
Para aquellas personas que no lo sepáis, yo vivo con mis padres en su casa. Por lo que estoy muy presente en sus vidas y participo de todas aquellas cosas que hacen, dicen, piensan y comparten conmigo.
El pasado día 29, mi padre tenía que someterse a una prueba en el hospital, a las 17:30 de la tarde. Al hospital hay que acudir teniendo en cuenta la frase de "sabes cuando entras pero no cuándo saldrás", por lo que nuestra tarde se planteaba larga y allí.
Un vez finalizada la prueba, volvemos a casa en taxi, viendo la oscuridad en el cielo, las ramas en el suelo y ese terrible viento que estuvo soplando hasta bien entrada la madrugada. De hecho, aún no estaba encendida la iluminación de la ciudad. Hasta lo hablamos con el chofer, lo lúgubre que se sentía Valencia.
Volvimos a casa y conectamos con la televisión pública autonómica, À Punt (que están haciendo una labor de información, apoyo, red de seguridad y acompañamiento, que será recordada por muchos años), para conocer qué estaba sucediendo en nuestra ciudad.
Mi madre y mi padre ya estaban en casa, a salvo. Seguros y lejos de la riada. Aún así, la angustia que antes os comentaba, ya me atenazaba la garganta. ¿Por qué?
¿Por qué?
Pues ya tengo la respuesta.
Por los "¿y si?".
Mi mente ansiosa, previsora y anticipadora estaba en marcha, a todo gas, creando escenarios en los que el agua sobrepasó el cauce artificial del Turia (el que ha impedido que la riada llegase a cubrir todo el resto de la ciudad), y que no veíamos atrapados dentro del hospital, por horas y horas.
O atrapados dentro del taxi y siendo llevados por la fuerza del agua hasta quién sabe dónde. Y muchos escenarios más, con algo en común: no soy capaz de proteger a mis padres.
Esa es la razón de mi angustia, de la tenaza en la garganta y de las lágrimas al borde de los párpados.
Vivir con ansiedad anticipatoria es agotador y sé que no soy la única que hace este viaje de la vida con una compañera tan especial.
Sé que no me puedo quejar. Hay cientos de familias con pérdidas personales y materiales. Ni tan siquiera he sufrido cortes de luz o internet, tan solo una breve pausa en el suministro de agua. Lo sé.
Pero mi cabeza es así. Antes no tenía las herramientas para poder "volver a la realidad" cuando estas emociones se apoderaban de mí. Ahora si que las poseo y doy los pasos necesarios para regular mi mente y mi cuerpo, transitando las emociones y dejándolas fluir, para que puedan seguir su camino y que se vayan tal y cómo llegaron.
Estos días, es importante que atendamos a nuestras emociones, que las validemos, que busquemos el acompañamiento de alguien cercano para poder compartir estos momentos. Son momentos muy difíciles y es natural que nuestras mentes y cuerpos respondan a lo que está sucediendo.
Muchas gracias por llegar hasta el final de la entrada de hoy. Solo necesitaba desahogarme un poco ya que, cuando me he sentado a teclear, estaba llorando y ahora me siento mucho más aliviada.
Quiero dejaros AQUÍ el enlace a una de las muchas publicaciones en redes socielas que están siendo utilizadas para gestionar y organizar la ayuda para todas aquellas personas afectadas. En estos momentos "el pueblo salva al pueblo" ante la incompetencia y la falta de humanidad del gobierno valenciano.
Os quiero y os necesito. Cuidaros muchos, por favor.
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